martes, 24 de agosto de 2010

NEOLIBERALISMO

UNIVERSIDAD DE ORIENTE
VICERRECTORADO ACADÉMICO
CONSEJO DE ESTUDIOS DE POSTGRADO
NÚCLEO DE MONAGAS
COORDINACIÓN DE POSTGRADO EN CIENCIAS
ADMINISTRATIVAS





ELEMENTOS QUE SUSTENTAN EL NEOLIBERALISMO FUNDAMENTACIÓN







Maturín, Julio de 2010

INDICE



Introducción. 3
Antecedentes del Neolieralismo. 6
Los principios básicos del liberalismo. 7
Neoliberalismo como ideología. 11
Neoliberalismo como ideología política. 11
Neoliberalismo como propuesta económica. 12
Características del neoliberalismo. 13
Diferencia entre liberalismo y neoliberalismo. 14
Principios del neoliberalismo. 14
Organizaciones internacionales de orientación económica y financiera. 17
Banco Mundial 18
La Organización Mundial del Comercio. 19
Neoliberalismo y sociedad. 20
Conclusion .25
Bibliografía……………………………………………..…………………………..27






















INTRODUCCIÓN

El surgimiento de diversas concepciones para alcanzar el mejor orden social posible podemos establecerlo desde la antigua Grecia, en donde el bien individual no podía estar al margen del bien colectivo. Con la modernidad se desarrollan nuevas manifestaciones sociales dentro de las cuales las doctrinas responden a la complejidad de las acciones de los individuos, lo que implica mayor diversificación en el comportamiento social. El liberalismo es la ideología de la libertad. Para los liberales, la libertad es el valor supremo, entendiendo libertad como la ausencia de coerción. Si nadie me impide hacer algo, soy libre. La libertad, sin embargo, no es la ausencia de leyes, como piensan algunos. En efecto, si yo deseo algo que otros también quieren, ¿cómo impedir que nuestras libertades no entren en conflicto y conduzcan a la violencia? La respuesta está en el estado de derecho, en el imperio de la ley. La ley plantea las reglas del juego. Si todos estamos obligados a cumplirlas, somos libres. La ausencia de leyes sólo conduciría al imperio de la fuerza y viviríamos bajo la tiranía de los más fuertes.

En el terreno político, por consiguiente, el liberalismo está a favor del gobierno que más libertades le garantice a cada individuo, y que menos restricciones le imponga a sus actividades. Los liberales desconfían del gobierno y quieren restringir su poder sobre los ciudadanos. En definitiva, la historia de la humanidad ha sido la historia del poder aplastante del gobierno sobre el individuo, empezando con las monarquías asirias y los faraones egipcios hasta las monarquías absolutas que dominaron todo el mundo (con excepción de Inglaterra) hasta la Revolución Francesa.

Debemos recordar que las monarquías absolutas y la existencia de una aristocracia hereditaria eran la norma en toda Europa (con excepción de Inglaterra) hasta el mismo siglo XIX. La única república que existía en el mundo occidental era Estados Unidos, heredero de las tradiciones británicas. América Latina, sin embargo, tenía una herencia muy distinta, la del absolutismo español con sus gobiernos despóticos y su corrupción institucionalizada.

En el terreno económico, la libertad es la ausencia de coerción gubernamental para la producción, distribución y consumo de bienes y servicios más allá de lo indispensable para mantener la libertad misma. Durante toda la historia, el gobierno ha impuesto infinitas restricciones y regulaciones sobre la actividad económica de los individuos (ver La herencia del mercantilismo español, Rangel). Lo nuevo es la eliminación de esas restricciones. Pero eso es, justamente, lo que libera las energías creadoras de la gente. Los países más libres económicamente son los más ricos. Los más regulados, como Corea del Norte o Cuba están entre los más pobres.
Aunque estas políticas socialistas aceleraron la adopción de medidas de protección social que el capitalismo hubiera adoptado de todas formas, su proliferación eventualmente condujo a un grave estancamiento económico en Estados Unidos, Inglaterra y demás países occidentales

La caída del muro de Berlín en 1989 hizo pensar que las fuerzas del mercado se liberarían, para centrar la actividad humana exclusivamente en la producción y el consumo de una riqueza material inagotable. El rol ya inevitable de lo privado, sustituiría las limitaciones de la noción de “lo público” para eliminar innecesarios controles y legislación estatal, y propiciar la victoria definitiva de una sociedad universal de consumo.

Las expectativas, esperanzas y deseos de la denominada “gente común”, deberían ver en la iniciativa privada, el capital financiero y el individualismo sin límites, su única esperanza de realización. El libre mercado, sin interferencias o regulaciones es el más eficiente, y socialmente óptimo, asignador de recursos, y la acción del estado deberá limitarse a vigilar, sin intervenir, que se cumpla sin trabas la milagrosa operación justiciera de las leyes de la oferta y la demanda.
La globalización de la economía, sostenida doctrinariamente por el neoliberalismo, apunta a un solo y uniforme mercado mundial, en el cual bienes, servicios y, sobre todo, capitales fluyen libremente y sin fronteras, promoviendo la competencia, aumentando la eficiencia y el crecimiento económico, y beneficiando, de paso a todo el mundo. Pero para que esta maravilla ocurra, hay que abandonar metas de autosuficiencia, y únicamente aspirar a ser internacionalmente competitivos como mercado, y atraer por este medio la inversión extranjera sin pedirle visa de entrada, y, por supuesto, permitirle la salida cuando a bien tenga y sin rendir cuentas a nadie.

Para tal efecto este trabajo está dividido en tres apartados en el primero se realizara una breve referencia de la concepción liberal de la democracia para establecer la distinción entre esta doctrina y el liberalismo económico. Se realizará una revisión histórica de los orígenes del liberalismo económico clásico y su relación con el neoliberalismo económico actual, así como una breve referencia a los elementos que determinaron el surgimiento de este. Finalmente se definirá el carácter global del neoliberalismo.













ANTECEDENTES.

Neoliberalismo.

La economía es una ciencia relativamente moderna, pues ni en la antigüedad ni en la Edad Media proporcionaron teoría alguna referente a la economía política. En los escritos de algunos pensadores, como Aristóteles y Santo Tomas, hay algunas referencias a los procesos productivos, al trabajo y a las actividades comerciales, efectuadas en el contexto de un marco filosófico o teológico.

Prácticamente hasta los escritos de los primeros economistas liberales, a finales del siglo XVIII, no existe un cuerpo de doctrinas sistemático y coherente, sobre los fenómenos económicos, que a su vez sea autónomo con respecto a las restantes disciplinas científicas, incluyendo la moral y la teología. La causa de ello hay que buscarla, en parte en el desprecio de la actividad profesional visitada entre las clases dirigentes, que basaban su prosperidad en el trabajo de los esclavos (en los sistemas esclavistas del mundo antiguo) o en el de los campesinos siervos (en los sistemas feudales).

Con la formación de las monarquías absolutas, europeas en el siglo XVI y la consiguiente estructuración de unos estados poderosos y centralizados, comienza a dejarse sentir una incipiente preocupación hacia los sistemas económicos.

Las necesidades hacendísticas de esos estados, motivadas por las guerras de religión, la financiación de los poderosos ejércitos nacionales, la canalización de las expediciones transoceánicas y las organización de unas administraciones publicas cada vez mas complejas, se sitúan en el origen de esta creciente preocupación por el aumento de las riquezas nacionales.
Durante la Edad Media, primero en el norte de Italia y posteriormente en Francia, Países bajos e Inglaterra, apareció una nueva clase social, la burguesía, cuyo quehacer se centraba en el comercio, el crédito, la banca y posteriormente la manufactura, es decir en toda una serie de cuestiones que posteriormente serian objeto de debate por parte de la ciencia económica. Todo ello contribuye a esta creciente y nueva preocupación por los temas económicos.

La figura más importante por sus corrientes económicas es Adam Smith. El neoliberalismo suele defender algunos conceptos filosóficos del viejo liberalismo clásico del siglo XIX, aunque sus alineamientos políticos y su empecinamiento con ideas posteriores, hace de él una doctrina diferente de dicho liberalismo clásico. La palabra Liberalismo designa una filosofía política, fundada en el valor de la libertad individual e identifica una perspectiva de análisis frente a los mecanismos rectores del funcionamiento de la economía.

Los principios básicos del liberalismo fueron formulados a lo largo del siglo XVIII y pueden resumirse así:

° El Individuo es la fuente de sus propios valores morales.
° El proceso de comercio e intercambio entre individuos tiene tantas propiedades de eficiencia para lograr el bienestar colectivo, como de exaltación de la libertad.
° El mercado es un orden espontáneo para la asignación de recursos; el intercambio entre las naciones no sólo acrecentará la riqueza mediante la división internacional del trabajo, sino que también tenderá a reducir las tensiones políticas y la guerra.
° La política pública debería limitarse a las pocas preocupaciones comunes de los individuos, la libertad, la seguridad, la justicia, etc.

El liberalismo clásico entró en decadencia hacia fines del siglo XIX, y el término liberal empezó a ser usado frecuentemente para describir un liberalismo intervencionista o social, particularmente en los Estados Unidos y en el Reino Unido. Así, liberal en el sentido político llegó a identificar a aquél que propendía por la intervención del Estado para corregir particularmente las injusticias sociales. La decadencia del liberalismo fue potenciada por la revolución keynesiana que implica la generalización del Estado de bienestar, entendido como aquel conjunto de acciones públicas tendientes a garantizar a todo ciudadano de una nación el acceso a un mínimo de servicios que mejore sus condiciones de vida.

Este enfoque keynesiano predominó en la política económica hasta mediados de los años setenta; todos los gobiernos aplicaron como fundamento de la política económica el manejo de la demanda agregada y una política de gastos que tenía múltiples funciones, entre otras, garantizar el pleno empleo (con sus lógicas conexiones con el bienestar social), estimular el proceso de crecimiento en las economías de mercado y permitir el acceso a la educación, la sanidad, la vivienda, las pensiones y al seguro de desempleo, entre otros, a la población de bajos ingresos.

La crisis económica de los años setenta altera de manera fundamental la perspectiva de la intervención del Estado y afectará además la naturaleza de la teoría keynesiana. De hecho, el apotegma reaganiano de ese momento era "el Estado no es la solución, es el problema", atribuyendo al exceso de intervención del Estado el desempleo masivo, la inflación, la debilidad del crecimiento, lo que por supuesto preparaba el campo para la crítica a la intervención estatal en los asuntos económicos. Desde entonces, se empezó a centrar más el análisis de las políticas públicas no en los fallos del mercado que pudieran corregirse con las intervenciones del Estado, sino en los fallos del Estado, en el exceso de intervención, en la burocratización, etc. En otras palabras, el gasto público, resultado de la puesta en marcha de las funciones keynesianas de bienestar, interferiría con el proceso de crecimiento y distorsionaría el funcionamiento del mercado al eliminar los incentivos para la acción de los agentes individuales, considerados centrales en el sistema económico.

El Neoliberalismo cobijó una tendencia de renacimiento y desarrollo de las ideas liberales clásicas, tales como la importancia del individuo, el papel limitado del Estado y el valor del mercado libre. Ese enfoque afirma que si los individuos pueden libremente perseguir sus propios intereses, las consecuencias colectivas serán mucho más beneficiosas que la acción gubernamental. Esta proposición constituye, por lo demás, el fundamento del llamado individualismo metodológico, que es desde un punto de vista teórico el corazón mismo de la teoría liberal.

En síntesis y desde una perspectiva moderna, el neoliberalismo puede ser definido como la creencia en que la intervención gubernamental usualmente no funciona y que el mercado usualmente sí lo hace. El fracaso del estado en la consecución de sus metas (fallo del gobierno) es predecible y según los neoliberales ha sido confirmado por la experiencia. El mercado, el intercambio voluntario de bienes y servicios satisfará habitualmente los requerimientos de los individuos con mucha mayor eficacia que el gobierno dentro de las restricciones de sus recursos limitados.

El objetivo fundamental de la política económica neoliberal, es propiciar el funcionamiento flexible del mercado eliminando todos los obstáculos que se levantan a la libre competencia. Apenas es necesario decir que el neoliberalismo ha hecho suya la teoría del libre cambio en todas sus versiones y se ha apoyado en unas u otras para justificar su concepción del mundo como un gran mercado donde todos compiten en condiciones de igualdad entre cada país según sus posibilidades. Ello supone no solamente la exposición de la economía a la competencia internacional, sino la adopción de tipos de cambio flexible y en fin el desmonte de todo tipo de protecciones, estímulos y ayudas a los productores.
En esas circunstancias, la confianza en la flexibilidad de la economía y en el papel de los precios para restaurar las situaciones de equilibrio, la regeneración de los equilibrios comerciales por la vía de la apertura y el tipo de cambio libre se constituyen en las orientaciones principales de la política económica. Bajo esta perspectiva, en la última década todos los países de América Latina y el Caribe han realizado reformas estructurales orientadas hacia el mercado y a mejorar la eficiencia de la economía, a acelerar el crecimiento, entre otros. Estas reformas se han orientado principalmente a seis áreas: la liberación comercial, la política tributaria, la desregulación financiera, la privatización, la legislación laboral y la transformación del sistema de pensiones. Las reformas, por lo demás, han sido profundas en las áreas comercial, cambiaria, tributaria y financiera.

Actualmente, el neoliberalismo al oponerse a la intervención redistributiva del Estado, perpetúa la desigualdad socioeconómica tradicional y la acrecienta. Este sistema introduce el criterio de que solamente el mercado posee la virtud de asignar eficientemente los recursos y fijas a los diversos actores sociales los niveles de ingresos. Se abandonan así los esfuerzos por alcanzar la justicia social mediante una estructura progresiva de impuestos y una asignación del gasto publico que privilegie a los demás desfavorecidos; y se dejan de lado intentos por la democratización de la propiedad accionaría o la reforma agraria integral.

Estamos peligrosamente empujados por una cultura que radicaliza la ambición por poseer, acumular y consumir, y que sustituye la realización de todas las personas en comunidades participativas y solidarias por el éxito individual en los mercados. El neoliberalismo provoca esta crisis al llevar a la desaparición el bien común como objeto central de la política y la economía. El bien común es sustituido por la búsqueda de equilibrio de las fuerzas del mercado.


NEOLIBERALISMO COMO IDEOLOGÍA

El modo más sutil que puede arbitrar una ideología para imponerse y perdurar es proclamar la muerte de las ideologías y mostrarse bajo otro semblante, por ejemplo, la ciencia. Es lo que sucedió por casi un siglo con el positivismo. La ciencia positiva hace las veces de la política, la filosofía y la teología, y siempre como evidencia apodíctica y sagrada. Y así, disentir razonablemente de una hipótesis científica, pasa a ser un sacrilegio y una rebelión; y el que se atreve a tanto no merece el honor de una respuesta científica sino la marginación condescendiente o brutal: ha perdido la contemporaneidad y no tiene sentido dirigirle la palabra.

Eso pasa hoy con el Neoliberalismo. Es un modo de practicar la economía política que está alcanzando vigencia planetaria. Pero el que esta práctica haya logrado imponerse no significa la convalidación de sus postulados; sólo atestigua la contundencia de los medios (tanto políticos como económicos). Se ha demostrado que los organismos de decisión política o administrativa no obedecen al tipo de comportamiento altruista que postuló, con cierta ingenuidad, el intervencionismo económico del siglo XX.

NEOLIBERALISMO COMO IDEOLOGÍA POLÍTICA

El postulado principal del Neoliberalismo es que la competencia pone a funcionar hasta el tope las energías latentes en los individuos que conforman el todo social, y así la extrema movilidad que se genera, tras una etapa dolorosa de ajustes, provoca una sociedad de bienestar. Para que este postulado se realice, el Estado no puede sobreproteger al pueblo: el populismo o la planificación central mantienen al pueblo en perpetua minoridad; al atrofiarle la iniciativa y la responsabilidad lo mantienen no sólo improductivo para la sociedad sino débil y carente de valor a sus propios ojos.
El liberalismo económico defiende el mercado como instrumento productivo: para asignar los recursos escasos de la sociedad a sus usos o empleos alternativos a través de los precios libres, porque se respeta de ésta manera las prioridades de la gente en esas asignaciones, y no se imponen las de los elencos políticos y burocracia. Como los precios (libres) de los productos finales son espejo en el cual los criterios de valorización de la gente se reflejan de manera directa e inmediata, el liberalismo económico defiende también en principio al mercado como instrumento distributivo del producto social; porque es menos imperfecto que los instrumentos estatales. También sus criterios de distribución reflejan ,aunque indirectamente, las preferencias, valorizaciones y prioridades de la gente: los precios de los bienes y servicios finales determinan los precios de los factores, entre ellos el trabajo; y estos a su vez determinan sus ingresos, que constituyen la vía de distribución del mercado. Los instrumentos estatales de distribución del ingreso en cambio se prestan, no siempre inevitablemente, a diferentes formas de distorsión y corrupción. Entre ellas, la de ser distribuidos o negados en función de criterios discriminatorios.

Igual que la nación tiene que salir al mercado del mundo, el pueblo debe salir también al mercado nacional pagando los servicios y el consumo en su valor real y sometiéndose todos al mercado de trabajo. Tampoco el Estado puede sobreprotegerse a sí mismo y entrar en el mercado como si fuera una corporación privada. El Estado es público; su función sería crear condiciones para que funcione el mercado y velar porque no se alteren. Su finalidad es velar por el bien común, no realizarlo. Ese bien lo realizan los ciudadanos a través de las organizaciones económicas en la concurrencia del mercado.

NEOLIBERALISMO COMO PROPUESTA ECONÓMICA

El Neoliberalismo es una doctrina filosófica que tiene ramificaciones en todos los campos de las ciencias sociales. Los neoliberales se dedican a ensalzar la competencia capitalista, afirmando que el mecanismo de esta última garantiza automáticamente las mejores condiciones para la evolución de las fuerzas productivas. Una peculiaridad del Neoliberalismo es que combina la exaltación de la libre competencia y de la restauración automática del equilibrio con el reconocimiento de la necesidad de la intromisión del Estado en la economía. Lo peculiar de esta argumentación reside en que la defensa de la intervención del Estado en la economía se presenta como una lucha por la libre competencia.

La argumentación del Neoliberalismo es que la libre competencia es el estado ideal de la economía, pero no siempre puede ponerse en vigor, porque los monopolios la contrarrestan. Esta reacción puede ser superada y la libre competencia puede ser restablecida tan sólo aplicando una serie de medidas de política económica. La teoría de los neoliberales se basa, en forma enmascarada, en la idea del papel decisivo del Estado en la economía, es decir, el rol del Estado debe ser el de promover la libre competencia.

CARACTERÍSTICAS DEL NEOLIBERALISMO

Las características principales del neoliberalismo son:

° La desregulación, medio que elimina parte de los controles oficiales a favor de la producción privada de bienes y servicios.
° Desincorporación de entidades públicas
° Venta de bienes de inversión a particulares.
° Concesión a la iniciativa privada de servicios, principalmente los de comunicaciones y transportes.
° Eliminación de subsidios
° Adelgazamiento del aparato burocrático.
° Crecimiento del Ejercito Industrial de Reserva

DIFERENCIA ENTRE LIBERALISMO Y NEOLIBERALISMO

La diferencia principal que se le atribuye con respecto al liberalismo clásico es que en este el mercado es considerado el motor del progreso humano. En el liberalismo económico se entiende que el libre comercio y las leyes del mercado deben ser salvaguardados para que la mano invisible pueda gobernar en interés de todos. El neoliberalismo, en cambio, va más allá. Las leyes de los países deben plegarse al mercado y no al revés. El poder político no debe, según ellos, tener influencia alguna en los movimientos de capital y los negocios de las multinacionales, aunque ello vaya en detrimento del propio país que lo permite. Así pues, a diferencia del liberalismo el neoliberalismo rechaza de plano cualquier política intervencionista y social que regule en lo más mínimo a las transacciones internacionales. Se opone a cualquier medida proteccionista y exige la privatización de las empresas publicas como único camino ya que el neoliberalismo presupone que los hechos han demostrado la invalidez de las medidas intervencionistas y propugna que el interés particular de cada individuo y su competición con sus vecinos hará que la sociedad se mueva sola hacia el interés común de esta. Se puede decir que si el liberalismo es una ideología socioeconómica permeable a la crítica y abierta a cambios, el neoliberalismo es casi una creencia ciega en unos dogmas que, por fuerza, han de llevar a la sociedad por el buen camino. De modo que para el neoliberalismo no hay alternativa posible a su sistema.

PRINCIPIOS DEL NEOLIBERALISMO

Los principios ideológicos del neoliberalismo reúnen los antiguos principios del liberalismo económico y político del siglo pasado con características propias como el pensamiento único, sucesor del postmodernismo filosófico y valedor principal de los llamados pensamientos débiles en contraposición con aquellas doctrinas totalizadoras, como el marxismo, que intenta encontrar una explicación general a la existencia humana.

Sus principios fundamentales son:

Propiedad privada

El liberalismo defiende la propiedad privada sin límites. Esto conlleva necesariamente la concentración de riqueza en una pequeña minoría privilegiada que actúa a nivel planetario. “El liberalismo fruto del desarrollo de la burguesía capitalista antes que nada fue y en ello puso su mayor énfasis un sistema económico que amplió el mercado en una dimensión mundial”. (Manifiesto Comunista, Marx y Engels).

Libertad

La libertad como valor absoluto, pero en manos de esa minoría. Libertad, fundamentalmente, de los mercados de capitales para decidir el sentido de la opinión pública; para comprar, vender o competir sin trabas burocráticas ni fronteras; para adquirir los máximos beneficios e invertirlos donde plazca. Lo que lleva a imponer los intereses de esta minoría privilegiada, caiga quién caiga, por encima de las necesidades de la mayoría de la sociedad y de la voluntad de los estados nacionales. “La libertad es una gran palabra; pero bajo la bandera de la libertad de industria se han hecho las guerras más rapaces, y bajo la bandera de la libertad de trabajo se ha expoliado a los trabajadores”. (Que hacer, Lenin)

Predominio del Mercado

Se defiende la no intervención del estado en la economía, desmontando el Estado del bienestar y las políticas de protección social. Se quiere evitar que el estado fije los precios y de subsidios. Esto debe estar regulado por las propias leyes del mercado. Sin embargo, si se requiere al estado como salvavidas de los capitalistas que mediante mecanismos como la deuda pública se forran. Además, se exigen ayudas de todo tipo y garantías a las inversiones de las empresas. Por tanto, más mercado y menos estado, pero para los pobres.

Orden

Se exige a los gobiernos mantener una situación que no entorpezca los negocios ni la vida económica. Se considera alteradores del orden público y subversivos a todos aquellos que exijan cosas que estén en contra de los que más tienen. El orden exige un fortalecimiento del estado: más policías, ejércitos eficaces, profesionales, control de los medios, limitación de derechos, endurecimiento de las leyes, etc. "La democracia en sí misma jamás ha sido un valor central del neoliberalismo" (Friedrich Hayek, ideólogo del neoliberalismo).

Individualismo

No importan los intereses colectivos, sino los de los individuos. Es más no existe la colectividad. El neoliberalismo no cree que uno y uno sumen dos. Siempre va a haber diferencias irreconciliables entre uno y otro. Por ello es imposible la lucha de clases. Tampoco es posible encontrar una explicación global a lo que pasa en el mundo. El pensamiento está en crisis. Lo que importan son los hechos. El individuo es el principio y el final de todas las leyes. La satisfacción individual, la de los ricos, sobre todo, el sentido de la vida.




ORGANIZACIONES INTERNACIONALES DE ORIENTACIÓN ECONÓMICA Y FINANCIERA

° El mercado mundial necesita establecer reglas de juego a escala global.
° El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial regulan las actividades financieras.
° La Organización Mundial del Comercio regula el comercio internacional.

Las naciones más desfavorecidas consideran que están infra representadas y que las decisiones se toman de forma bilateral, oponiendo los países más desarrollados económicamente a los que presentan menores recursos.

Estados Unidos también actúa de forma unilateral, anteponiendo sus intereses nacionales a las reglas del juego internacionales.

El Fondo Monetario Internacional

Entre 1947 y 1976, el FMI tenía dos misiones fundamentales: organizar y vigilar el Sistema Monetario Internacional y otra de prestamista en países que manifestaron esa necesidad. Los países que participara en el sistema Bretton Woods debía declarar la paridad de su moneda, en oro o en dólar estadounidense, a la dirección del FMI.

Antes de devaluar una moneda por déficit en la balanza de pagos, cualquier país debía obtener una autorización del FMI. El financiamiento de las actividades del FMI se llevaba a cabo gracias a las contribuciones obligatorias que aportaban sus miembros.

En la conferencia de Kingston (Jamaica) en el año 1976, se acordó la libertad de la política de cambio de cada miembro de la comunidad internacional. Se pasó de un régimen de cambios fijos a un régimen de cambios flotantes. El FMI perdía su función de guardián de las paridades fijas. A partir del 1976, el FMI ayuda a los países que tienen problemas en la balanza de pagos o que pasan por una crisis grave en su sistema económico y financiero. Además, el FMI asiste a las naciones aconsejándolas en materia de política macroeconómica

El Banco Mundial

En el año 1944 se creó el Banco Internacional para la reconstrucción y el desarrollo. En la actualidad tiene 184 estados miembros. El grupo del Banco Mundial se encuentra compuesto por la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), la Sociedad Financiera Internacional (SFI), el Centro Internacional para la solución de conflictos relacionados con inversiones (CIRDI) y la Agencia Multilateral de Garantía de Inversiones (AMGI).

El término Banco Mundial sólo cubre el BIRD y la AID. Proporciona asistencia técnica por medio de consejos a los países clientes que no disponen forzosamente de cuadros y expertos necesarios para la elaboración de una estrategia de desarrollo que respete los equilibrios económicos (=estabilidad de precios, equilibrio presupuestario, equilibrio exterior). Otorga préstamos a los países en vías desarrollo y a los países en transición que no se benefician de un ahorro suficiente para financiar las inversiones públicas y privadas indispensables para el desarrollo económico.
Participa en la lucha contra la pobreza en los países más desfavorecidos del planeta con el fin de frenar las manifestaciones más inaceptables de lo que se llama el mal desarrollo: crisis alimentarias, epidemias, analfabetismo.

Al principio, sólo se trataba de favorecer la reconstrucción de los países devastados por los combates de la segunda guerra mundial. El primer préstamo en 1947 se le concedió a Francia apra la reconstrucción de sus capacidades de producción. Cuando la reconstrucción de los países implicados en la Segunda Guerra Mundial avanzó, el Banco Mundial se dedicó a ayudar a la industrialización de los países menos desarrollados, inspirándose en las teorías del economista Rostow, quien consideraba que el subdesarrollo era un retraso del desarrollo y que había que copiar los modelos de éxito de los países occidentales en los países más pobres.

A partir de 1980, y una vez que muchas de estas políticas fracasaron, el Banco Mundial ha orientado sus préstamos a la lucha contra la pobreza, mediante acciones directamente coordinadas con el Fondo Monetario Internacional.

La Organización Mundial del Comercio (OMC)

Comenzó a funcionar en el año 1995. Tienen la función de: Administrar los acuerdos comerciales que establecen los estados miembros, organizar las negociaciones comerciales y arbitrar los litigios.

Hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, en los países de Europa Occidental y Norteamérica se alternaron fases de proteccionismo y de libre mercado, con reglas arbitrarias que ponían los países interesados en estas transacciones. Inspirados en la doctrina económica del libre comercio de los filósofos y economistas británicos Adam Smith y David Ricardo, ya en la Segunda Guerra Mundial los Aliados, con el fin de reorganizar las estructuras del comercio internacional, prepararon un programa que favorecía la libre circulación de mercancías. En 1946 las Naciones Unidas propusieron un código internacional en materia comercial y de exportaciones creando una institución para vigilar el buen funcionamiento del nuevo sistema: la Organización Internacional del Comercio (OIC)‏


NEOLIBERALISMO Y SOCIEDAD.

Conjuntamente con la ola de democratización continental, debido a una compleja tendencia internacional, se instaló en nuestro país una visión economicista y tecnocrática que, so pretexto de reivindicar la libertad de mercado, está reorganizando a las sociedades por la fuerza en términos bipolares y excluyentes.

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censo indica que un 28% de la población está afectada por la extrema pobreza. Así definido en el sentido que el Relator Especial sobre los Derechos Humanos y la Extrema Pobreza definiera con absoluta claridad en su último informe. El índice de desempleo y subocupación de octubre de 1996 fue el 31,96. En el período 1995/96 la crisis habitacional alcanzó al 33% de la población, esto es más de 12 millones de personas con problemas de vivienda. En 1991 el 39% de los adolescentes de hogares pobres abandonaban el sistema educativo, en 1996 el porcentaje subió al 48,96. (Fuentes: APDH, Secretaria de la Vivienda, INDEC, Banco Mundial, Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, Informe Argentino sobre Desarrollo Humano).
El breve muestrario estadístico aquí reseñado no agota el grave cuadro general que sigue castigando a los eternos marginados del circuito económicos y que además ha producido un nuevo fenómeno que son los excluidos sociales. Así se llaman a quienes antes de las políticas de ajustes del modelo neoliberal estaban dentro del mercado laboral, y tenían acceso a la seguridad, a la justicia, a la salud y a la educación y hoy engrosan las estadísticas de los marginados extremadamente pobres.

Las encuestas de opinión pública realizadas en varios países de la América Latina (Folha de São Paulo, Abril, 1997), son unánimes en mostrar que existe una declinación significativa de confianza de los ciudadanos con el actual sistema político.

Las protestas contra el desempleo, a favor de la educación y seguridad del trabajo así como la salud se han tornado rutinarias en esta región. Una de las consecuencias más marcadas del neoliberalismo ha sido el surgimiento de lo que llamamos los estados paralelos. Esta categoría es conceptuada con relación a organizaciones que funcionan al margen de la ley y que cuentan con el apoyo significativo de las poblaciones más necesitadas. Estas organizaciones pueden estar relacionadas específicamente al narcotráfico y están propiciando el aumento de la criminalidad y la marginalidad llevando grupos que eran tradicionalmente marginados de los beneficios sociales a legitimar acciones deletéreas en nombre de una nueva ciudadanía. Investigaciones realizadas en Río de Janeiro muestran que los adolescentes envueltos en crímenes, resultado del robo de un par de zapatillas de tenis, respondieron que este era un derecho que ellos tenían como ciudadanos.

En este contexto está claro que la premisa del neoliberalismo es el principio de la exclusión. Los defensores de esta doctrina consideran inevitable la desigualdad social. Ilustrativo de esta situación es la declaración dada por un presidente latinoamericano cuando dice que "solamente 30% de la población podía contar con la protección del Estado los otros 70% debían contar con la protección de Dios".

Las implicaciones de esta situación de deterioro económico y social conllevan a una situación de ingobernabilidad. Las personas no creen en la autoridad constituida. Con relación a Brasil, el sociólogo Cristovao Buarque (1992) observa que, cuando las personas se sienten amenazadas, aumentan la altura de los cerramientos, en vez de presionar al Estado por mejores condiciones de seguridad pública. En el área de educación pública, cuando personas con recursos materiales están insatisfechas con la cualidad de la enseñanza no luchan por mejores escuelas, sino que transfieren sus hijos para escuelas particulares.

Todos estos elementos sugieren que lejos de estar construida una cultura política participativa y democrática, se está solidificando una cultura política fragmentada e individualista con reducido capital social. Capital social es aquí definido como el desarrollo de redes de solidaridad y de identidades colectivas. Lo que se observa es el aumento de la desconfianza entre las personas y las instituciones políticas. Por causa de ese tipo de cultura política, se constata el surgimiento de un ciudadano altamente individualista y pragmático cuyo comportamiento político se guía por principios de inmediatismo y canibalismo político.

El Obispo Emérito de la Ciudad de Viedma, Monseñor Esteban Hesayne, Miembro del Consejo de Presidencia de la APDH remitió una carta al Presidente de la Nación en donde en sus párrafos más salientes dice: "La gravedad de la situación institucional es tan aguda que millones de argentinos prácticamente están sentenciados a muerte lenta por desnutrición" y refiriéndose a la escasa ayuda oficial "... la ayuda no es el proyecto cristiano, sino la conversión. La conversión de una economía egoísta a una humana y solidaria, no como lo que vivimos hoy. La implementación de estas políticas de ajustes y concentración de capital son violatorias del Pacto de Derechos Económicos Sociales y Culturales y más allá de la valoración técnica de sus fórmulas econométricas, las políticas de ajuste provocan una distorsión en ciertas prácticas del poder económico y político que hacen de la corrupción y la impunidad las amenazas más graves a la seguridad y estabilidad de la democracia y por ende son violatorias de los derechos humanos y las libertades fundamentales. Esto sucede en la Argentina porque, en su empeño por reorganizar la economía de acuerdo con las leyes del mercado, la administración del gobierno central desactivó responsabilidades del Estado que son esenciales en cualquier economía y que son obligaciones emergentes de la Constitución Nacional y de los Pactos Internacionales de los que Argentina es parte.

Entre ellas, las que se refieren a la salud, la educación, la seguridad y la justicia. Ello sucede porque las políticas neoliberales tienden a la exclusión social y a la polarización injusta en el reparto de sacrificios y riquezas. No hay duda de que se ha instalado un distanciamiento entre las recetas dadas por los países llamados más desarrollados o del primer mundo y sus acciones concretas y que son seguidas por los países menos desarrollados. Esto se refiere específicamente, a la noción de Estado mínimo y la necesidad de reformular los gastos gubernamentales en áreas consideradas prioritarias. La imagen que fue construida es que, en la medida que el estado es visto como un problema y no como una solución en la economía de mercado debe, por tanto, restringir sus actividades a aquellas esferas consideradas esenciales.

Este tipo de Estado, de acuerdo con los neoliberales, sería ideal para impulsar el crecimiento económico y, en última instancia la igualdad social. Los países que son tomados como modelo digno de emular son algunos países europeos y, principalmente los Estados Unidos. Sin embargo, la realidad, muestra una diferencia abismal entre lo que es dicho y lo que es hecho. Por ejemplo, datos del Anuario Estadístico Financiero de los Gobiernos, publicado por el Fondo Monetario Internacional muestran claramente que en países como los Estados Unidos y Francia, contrariamente a lo que viene siendo difundido por la retórica neoliberal en los países en desarrollo, continúan actuando de manera significativa en sus economías destinada a producir políticas de bienestar, contrariando la idea de un estado minimizado.
Son tres las condiciones que deben ocurrir simultáneamente para que un estado sea considerado minimizado:

° Ampliación de los gastos con funciones mínimas (defensa e seguridad nacional)
° Reducción de los gastos en las funciones económicas (habitación, minería, industria, construcción, agricultura y transporte).
° Disminución de los gastos sociales (salud, educación, seguro social y asistencia social).

En una investigación realizada en 1995 (Rezende, 1996), de una perspectiva comparativa, muestra que en los países más desarrollados los gastos en funciones consideradas sociales son superiores a los gastos destinados a funciones consideradas mínimas. De esta forma, el nivel de intervención del gobierno en funciones económicas no ha declinado significativamente, como la retórica neoliberal quiere hacer creer.























CONCLUSIÓN

En los últimos años el concepto de neoliberalismo ha quedado reducido a una mera yuxtaposición de concepciones economicistas que entrañan una serie de supuestos de índole puramente pragmática. El liberalismo económico, como lo entendemos actualmente, constituye el brazo ejecutor de una serie de elementos que sustentan al capitalismo. Al liberalismo no solo debemos ubicarlo desde una esfera de acción, sino que representa todo un sistema de concepciones sociales sumamente complejas que surgieron y se desarrollaron junto con la edad moderna. De esta manera, podemos decir que el neoliberalismo se ha posesionado de los esquemas conceptuales que caracterizan a la doctrina del liberalismo que ha dado lugar a una serie de confusiones entre ambas concepciones. Las ideas que nos legaron los clásicos en torno a libertad e igualdad estaban sustentadas en un interés genuino por restringir la actuación del poder político con el único fin de alcanzar el bien común. Los cambios que ha experimentado la humanidad a lo largo de los siglos parecen quedar diluidos ante el desmedido afán de poder. El Carácter con el que el neoliberalismo surgió en épocas recientes obedeció a circunstancias propias de una época en el mundo que dieron fuerza a los postulados económicos fundados en el liberalismo clásico llevados a sus máximos extremos, caracterizados primordialmente por la profunda despersonalización del bien común y de los enclavados en la individualización del beneficio.

El neoliberalismo se ha posesionado de una buena parte de los acontecimientos de la historia como una razón irremediable del destino de la humanidad. Sin embargo, las ideas en torno a este responden a mecanismos muy propios de la economía de mercado para apropiarse de concepciones propias de la historia. Mas allá de meras conceptualizaciones teóricas que dan sustento al neoliberalismo, a este solo debemos observarlo bajo la óptica de una serie de políticas que implantan los estados bajo las pautas de organismos y actores mundiales muy poderosos, lo que tiene significados globales en dos direcciones: por un lado, en sus directrices económicas mundiales y, por el otro, en los resultados económicos propios de su aplicación en el mundo, principalmente en aquellos países con altos niveles de pobreza, marginación, y subdesarrollo. Visto desde esta perspectiva, el neoliberalismo es una manifestación propia del capitalismo que pretende presentarse como un hecho irremediable en el destino de las naciones y cuya puesta en práctica es dogmática.


























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